lunes, 27 de septiembre de 2010

Jesucristo a de C.

Un tema de discusión acerca de nuestro calendario y el cómputo que seguimos de los años es el de si hubo o no Año 0, como el primero de nuestra era. Recuerdo las discusiones que hubo, tanto entre especialistas como entre la gente normal, en los meses previos a la llegada del año 2000, sobre si ya comenzaba el Tercer Milenio o había que esperar al 2001.

Otro tema curioso es cuándo se produjo realmente el nacimiento de Jesucristo, que no fue ni en el año 0 ni en el 1.

Por increíble que resulte a los creyentes, Cristo vino al mundo varios años a. C. y el "culpable" de esta paradoja es Dionisio el Exiguo, un monje escita que en el año 532 puso fecha a su nacimiento. Según sus cálculos el hijo de Dios vino al mundo en el 753 ab urbe condita, o de la fundación de Roma. Pero se equivocaba. El monje olvidaba consultar el evangelio de San Lucas y San Mateo que declara: "Nacido Jesús en los días de Herodes" (Mateo, 2:1). Y sabemos que Herodes I el Grande murió en 750 ab urbe condita. Si la hipótesis del escita hubiera sido correcta, por mucho que el rey de Judea se empeñase en asesinar niños judíos, nunca hubiera podido dar muerte a Cristo, porque en aquel momento aún no habría nacido.
La estrella de Belén también contradice las tesis de Dionisio. Los evangelios son ambiguos, lo que ha dado lugar a varias teorías sobre el momento en el que la guía de los Reyes Magos cruzó el cielo de Judea. Algunos la identificaron con el cometa Halley, que aparece en el firmamento cada 76 años, lo que retrasaría la Natividad al 12 a. C. Kepler propuso una explicación más plausible: la estrella de Belén es la conjunción de Júpiter y Saturno sobre la constelación de Piscis, un fenómeno muy luminoso que, según sus cálculos, tuvo lugar el año 7 a. C.
Con estos argumentos en la mano se puede asegurar que Cristo nació entre el 7 y el 4 a. C. Por ello, en sentido estricto el tercer milenio ya ha comenzado.
"El reloj de hierro, el reloj del cielo y el lío del milenio", Ana M. Carabias Torres.

Otra curiosidad del calendario que seguimos en la actualidad es que en el siglo XVI, por orden del Papa del momento, desaparecieron 10 días del calendario de manera automática.

Lee la explicación de este hecho en el texto de A. M. Carabias y ponla en los comentarios, así como lo que te parece esta decisión que se tomó y si crees posible que se pudiera decidir algo parecido en la actualidad, los problemas que supondría, etc.

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